De repente, y como tú siempre hacías, te fuiste descansando en tu camita, esa que tanto te arropaba en las frías tardes de invierno. Esa de la que tantas tardes escuchaba tus suspiros, esos que te llevaron para el cielo .... Pero no conforme con ello, y cuando las piernas te lo permitían te ibas a la salita de la que tanto añoramos, y ahora está cubierta de muebles y trastos, qué asco!! en la que tú te sentabas en tu sofá, con tu estufa de toda la vida, bien cerquita tuya para nunca pasar frío, y te escribo estas letras y aún te veo mirándola y abrillantando tus ojos a la vez que lo están haciendo ahora los míos al escribirte sin poder remediarlo, y a la vez orgullosa de hacerlo, porque significa que hay algo por dentro que nunca se irá de nuestros corazones, TÚ .... tu manta y tú os sentabáis a ver la tele tranquilamente sin molestar a nadie, apenas sin entablar palabra, observando con tu mirada todo lo que íbamos haciendo, todos los que pasábamos por tu vera para darte siempre un beso de cariño, al venir y al irnos. Y sí, porque no te perdías ni una.... controlabas todo, a pesar de tu edad ..... controlabas que todos estuviéramos bien, que todos tus nietos tuvieran salud, que tus hijos estuvieran también a tu lado, y que todos fuéramos una gran familia.... pues sí, así lo conseguiste, fuimos y seremos una gran familia, la familia GARCÍA, esa de la que tanto estoy orgullosa, y por tí siempre estaremos unidos, y de la que tan agradecido debes estar tú allá, arriba en el cielo.... junto a la yaya, que apenas pude conocerla, y pocos recuerdos me quedan, con cuatro añitos esos recuerdos se van yendo o, en realidad, apenas he tenido nunca, pero tranquilo, que los tantos que me dejaste tú, me agrandan el corazón igualmente, y hace agrandar los escasos recuerdos que tengo de ella...
Podría recordar y escribirte a la vez miles de historias, de las que todas, a unos y a otros nos sacabas una sonrisa ... y nunca sin dejar de mencionar tu moto, esa moto de la que, hasta que tus piernas ya no te permitieron, ibas circulando por ahí, con tu casco de motero.... calimero!!!!!
Y qué decir de tu matamoscas, y tu silla, que en verano te acompañaban cada tarde de verano, y de la que tanto te entretenías. Qué decir de las batallas que te hemos ocasionado para defendernos delante de tu vecina, Paquita, que estará a tu vera ahora, y el por saco que le dabas eh? y ya no solo por nosotros, porque te gustaba chincharle, si no lo hacías no eras tú, y nos ayudabas para que, cuando se colaba un balón al jugar a fútbol todos, nos dejara pasar para recogerlo y seguir con nuestra tarde de fútbol todos. Y nos rifábamos el pasar a por el balón, porque, aún así, nos iba a echar una morserga!!!
Qué decir de las monedas que nos dabas cada sábado para que, contentísimos, fuéramos al kiosko de la esquina a comprarnos unas pocas chucherías cada uno, y repartirnóslas como buenos primos... y vernos sonreir!! Éramos los más felices del universo no, del mundo entero, estábamos juntos, corríamos, nos divertíamos, jugábamos al futbol, sin mencionar las tardes a la videoconsola, al "Aladdin", a juegos de deportes, o a esos de pistolas que jugaban los primos o mis hermanos, que a mí nunca me gustaron y que, a la vez, nos peleábamos por jugar un poquito cada uno.... y qué decir más yayo... hay cada historia que poder sacar, que sólo puedo darte las gracias por haber sido un abuelo ejemplar, que no porque faltaras hoy te recordamos hoy, te recordamos siempre y cada día de nuestras vidas, porque tú nunca te fuiste de nosotros, porque supiste sacarnos todo lo mejor, porque siempre, y eso que somos un montón, tuviste un detalle para poder compartir con cada uno de nosotros... ¿y eso quién lo consigue?
Porque no tendría que compararte, ni quiero hacerlo aún así, con mi otro abuelo que pude haber tenido, la vida no me permitió conocerlo, pero puedo atreverme a decir también que hubieses sido incomparable, porque abuelos como tú no han habido.... no han habido yayo... y lo puedo decir más alto, pero no más claro...
Sé que estás en algún lado descansando, no sé muy bien dónde.. pero sé que me escucharás en algún sitio, en alguna parte .... y sonreirás al recordarme, y al recordarnos ...
... Te queremos, te quiero yayo ...
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