Noviembre siempre llega despacito, como quien toca la puerta y pregunta si aún queda café en la cocina. Se cuela por las persianas, con ese frío que no duele, pero te obliga a buscar abrazo. Huele a hojas mojadas, a calles vacías, a las ganas de quedarse un rato más en la cama.
Es un mes que te recuerda todo lo que no dijiste. Lo que se perdió sin ruido. Lo que aún late aunque ya no esté.Y aun así, noviembre tiene algo bonito. Una calma rara. Una luz bajita que parece que lo entiende todo. Una nostalgia que no pide permiso, pero también una esperanza tímida que te mira de reojo y te dice:
solo falta un poco más para volver a empezar.
En noviembre aprendemos a abrigarnos por dentro, a echar de menos sin enfadarnos, a guardar los recuerdos como quien dobla un jersey de lana.
Porque hay meses que abrazan fuerte,
y noviembre, aunque a veces duela,
siempre te deja un lugarcito para respirar hondo y decir contigo mismo:
seguimos. 🍁🍁🍁
#D e f r e d s
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